La Fibrilación Auricular

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¿Qué es la fibrilación auricular (FA)?

La fibrilación auricular (FA) es la arritmia cardiaca más frecuente en la población y la que más consultas y hospitalizaciones conlleva. En los pacientes que presentan una FA las aurículas (o cámaras superiores del corazón) laten de una manera muy rápida (más de 350 veces por minuto), no coordinada y desorganizada, lo que se percibe por el paciente como un pulso rápido e irregular.

En condiciones normales nuestras aurículas son estimuladas por la actividad eléctrica que se genera de forma rítmica y regular a la frecuencia de 60-80 latidos por minuto en el nódulo seno-auricular. Por el contrario, cuando existe una FA, las aurículas van a ser estimuladas de forma simultánea por múltiples ondas y su actividad eléctrica se desorganiza y se hace caótica. Como consecuencia las aurículas pierden su capacidad de contraerse de forma uniforme y a los ventrículos les llegan un número variable de ondas de activación, algo que el paciente puede notar al observar que el pulso ya no es rítmico, sino que se vuelve irregular.

¿Qué tipos hay de Fibrilación Auricular?

Hablamos de tres tipos de fibrilación auricular:

  • Paroxística, cuando los episodios finalizan espontáneamente en las primeras 48 horas.
  • Persistente, cuando la arritmia dura más de 7 días, siendo necesario realizar una cardioversión farmacológica o eléctrica para recuperar el ritmo sinusal.
  • Permanente, cuando no se puede recuperar el ritmo sinusal y el paciente persiste con la arritmia

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¿En quién aparece la fibrilación auricular?

Algunas personas que llevan una vida sana y no tienen ninguna enfermedad conocida pueden desarrollar una FA. De hecho, hasta un 15% de los pacientes con FA pueden presentar un corazón normal. En este caso hablamos de FA idiopática o de causa desconocida.

Sin embargo, en la mayoría de los casos, la FA aparece en pacientes que presentan otras patologías o factores de riesgo entre los que destacamos los siguientes:

  • Ser mayor de 60 años de edad. De hecho, la FA aparece en el 0.6% en personas mayores de 45 años, el 6% en los mayores de 65 años y en más del 10% de las personas mayores de 70 años.
  • Problemas cardiacos
    • Presión arterial alta
    • Enfermedad de las arterias coronarias (cardiopatía isquémica)
    • Insuficiencia cardiaca
    • Cardiopatías, es decir, enfermedades del músculo cardiaco (cardiomiopatías) o de las válvulas del corazón (valvulopatías).
    • Cirugía a corazón abierto previa
  • Hipertiroidismo
  • Enfermedades pulmonares crónicas
  • Apnea del sueño
  • Obesidad
  • Abuso de alcohol o estimulantes
  • Enfermedades o infección graves

¿Qué síntomas presenta el paciente con fibrilación auricular?

Los síntomas de la FA son muy variables. De hecho, hasta un 30% de los episodios pueden estar asintomáticos y, como consecuencia, el paciente desconoce que padece la arritmia. En este caso la FA se diagnostica por casualidad en una revisión rutinaria. Por el contrario, otras veces los síntomas son muy evidentes y el paciente puede reconocer el comienzo de la arritmia.

Los síntomas de la fibrilación auricular incluyen:

  • Sentirse cansado o con falta de energía al realizar las actividades cotidianas
  • Pulso más rápido que el normal o que alterna entre rápido y lento
  • Falta de aire
  • Palpitaciones (sensación localizada generalmente en la parte izquierda del pecho de que el corazón está agitado, late con rapidez o que aletea)
  • Dificultad para hacer ejercicio o actividades diarias
  • Dolor, presión, opresión o molestia en el pecho
  • Mareos, aturdimiento o sensación de desmayo
  • Mayor necesidad de orinar (ir al baño con más frecuencia)

Todos estos síntomas disminuyen en mayo o menor grado la calidad de vida del paciente, pudiendo dificultar que éste pueda llevar a cabo su actividad diaria.

¿Qué complicaciones conlleva la fibrilación auricular?

La FA, por lo general, no es una arritmia de alto riesgo que ponga en peligro la vida del paciente. Sin embargo, cuando las aurículas "fibrilan" no se contraen de forma eficaz y la sangre se remansa en su interior, lo que favorece la formación de coágulos en la cavidad auricular. Si el coágulo se desprende del corazón y pasa al torrente sanguíneo, dando lugar a la formación de trombos que pueden llegar a obstruir la luz de un vaso, lo que impide la llegada de oxígeno a un determinado órgano o tejido del organismo.

Si ello sucede a nivel del cerebro, una parte del mismo no recibe sangre y oxígeno, lo que produce un daño cerebral al que denominamos accidente cerebrovascular. De hecho, la fibrilación auricular es la causa de aproximadamente 15 de cada 100 accidentes cerebrovasculares. El riesgo de sufrir ataque cerebral causado por la FA aumenta con la edad (desde un 1,5% en los pacientes de entre 50 y 59 años a un 23,5% en los de más de 80 años) y con la presencia de otros factores de riesgo como, por ejemplo, enfermedades cardiacas (en particular, las enfermedades de las válvulas cardiacas, que pueden aumentar el riesgo hasta 5 veces), una presión arterial alta y un corazón agrandado.

Cuando la arritmia persiste durante más de 48 horas, el riesgo de padecer un accidente cerebrovascular aumenta, independientemente de si la arritmia produce o no produce síntomas. Para evitar su aparición, es necesario tratar a todos los pacientes que presenten una FA de más de 48 horas de duración (o cuya duración se desconoce) con fármacos que impiden la formación de trombos en la cavidad auricular a los que denominamos anticoagulantes (porque previenen la coagulación) y antiagregantes (porque impiden que las plaquetas se unen entre sí y formen un trombo).

¿Cómo se diagnostica la fibrilación auricular?

Existen varias pruebas que pueden hacerse para determinar si existe un latido cardíaco rápido o irregular. Su médico puede pedir estas pruebas si usted presenta signos o síntomas de tener algún problema del corazón. Estos síntomas incluyen palpitaciones cardiacas (sensación de que el corazón está acelarado, late con rapidez, irregularmente o que aletea), falta de aire o mareos.

  • Electrocardiograma (ECG): Un ECG es una prueba simple, no dolorosa, que nos permite registrar la actividad eléctrica del corazón y valorar el ritmo cardiaco. Se le colocan electrodos adhesivos en el pecho, lo brazos y las piernas. Estos electrodos miden la frecuencia y el ritmo de su corazón. Con frecuencia, se utiliza un ECG para diagnosticar la FA.
  • Monitor Holter: Un monitor Holter es un ECG portátil. Por lo general, se utiliza durante 24 horas, pero puede llevarse durante varios días. Se colocan electrodos adhesivos en el pecho y luego se conectan a una pequeña máquina registradora que, generalmente, se usa alrededor de la cintura. Registra digitalmente la actividad eléctrica del corazón para que el médico la analice.
  • Monitoreo cardiaco móvil: Se usa un monitor cardiaco móvil durante un plazo de hasta 30 días. Controla los latidos cardiacos cuando son normales y dispara un registro cuando encuentra un ritmo anormal. Los resultados se envían directamente a su médico. El médico usa esta información para evaluar sus síntomas y determinar la causa de la arritmia. Este tipo de monitor es últil para diagnosticar la FA en pacientes que no presentan síntomas.
  • Monitor de eventos: Un monitor de eventos es un ECG portátil que se utiliza en pacientes que sienten un ritmo cardiaco irregular en forma ocasional. "Usted llevará el monitor consigo en todo momento y lo pondrá sobre su pecho cuando sienta los síntomas". Esto permite que el médico verifique su ritmo cardiaco en el momento en que usted tiene los síntomas.
  • Ecocardiograma. Un ecocardiograma utiliza ondas acústicas para obtener imágenes de su corazón. Esta prueba le permite al médico comprobar la forma en la cual se mueve el músculo cardiaco y cómo bombea sangre. Podrán realizarle uno de diferentes tipo de ecocardiogramas.
  • Ecocardiograma transtorácico (TTE): Este es un ecocardiograma estándar, no invasivo (sin incisiones o cortes) que le ofrece al médico una imagen del corazón palpitando. Un técnico le coloca un gel especial sobre el pecho y, luego, utiliza un dispositivo de imágenes llamado "transductor" para registrar las ondas acústicas que rebotan en las paredes y válvulas del corazón. Luego, un ordenador crea una imagen de video de su corazón. Este video puede mostrar el tamaño de su corazón, su funcionamiento, si las válvulas del corazón operan como corresponde y si existen coágulos de sangre en su corazón.

¿Cuál es el tratamiento de la fibrilación auricular?

El tratamiento de la fibrilación auricular va dirigido a:

  • Restaurar y mantener el ritmo sinusal y prevenir la reaparición de la arritmia utilizando fármacos antiarrítmicos (amiodarona, dronedarona, flecainida, propafenona, sotalol).
  • Si no es posible parar la arritmia podemos controlar la frecuencia ventricular utilizando fármacos antiarrítmicos que deprimen la conducción a través del nódulo aurículo-ventricular (beta-bloqueantes, verapamilo, diltiazem, digoxina o amiodarona).
  • Prevenir los accidentes tromboembólicos utilizando fármacos anticoagulantes orales (antagonistas de la vitamina K, inhibidores del factor Xa o inhibidores directos de la trombina) y/o antiagregantes plaquetarios.

Estos tres objetivos no son mutuamente excluyentes y, en muchos pacientes, se utilizan simultáneamente. Además, se recomienda realizar un estricto control de aquellas enfermedades que se asocian con frecuencia a la fibrilación auricular , tales como hipertensión arterial, insuficiencia cardiaca, cardiopatía isquémica, diabetes o hipertiroidismo.

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